Mi alma al descubierto Nº 33
Ha pasado poco tiempo de nuestro adiós sin despedida, pasan las horas y los minutos lentamente sobre mí, no podre resistir hasta ver llegar de nuevo el alba, no sé qué será de mí, es muy grande la pena por la que pasa mi alma. Este adiós sin palabras concretas, tan taciturno como el frio, pero estremecedor, derrumba mis ilusiones y confunde mis sueños, es un adiós que nunca se dijo, una triste despedida que nunca se quiso, acabo con toda una vida llena de ilusiones, anhelos, sueños y deseos ahora frustrado por un adiós que nunca se dijo…Dios todo se acabó sin palabras…Sin decirnos un adiós definitivo, sin hablar y darnos el tiempo necesario para razonar. Hoy tristemente le digo adiós al viento, a las rocas, a las flores y al firmamento. Hoy, trataré de decirte adiós con palabras. El adiós es el fantasma de la inmensa soledad, donde hundida en el mar de mi dolor he quedado presa, entre bruma observo mi recuerdo flotar, que se aleja llevándose consigo mi desconsuelo; porque anhelado quedo mi corazón en el ancladero de tu olvido y en la sombra de tus sueños quedó mi despertar extinguiéndose sin piedad en el faro de mí esperanza, se encuentran los recuerdos azotados por filo de tu desamor destrozando así mis añoranzas: Mi destino es navegar sin rumbo, pero no permitiré nublar mi mente por la pena aunque en mi pecho has clavado una daga
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